domingo, 5 de abril de 2015

Conclusión


A manera de reflexión crítica y que muestra la importancia de la participación que tiene el psicólogo en el proceso de evaluación y tratamiento sobre estos problemas mencionados con implicaciones para la salud física y mental de las personas que lo padecen; resaltamos tres aspectos que pueden llamar la atención.

Uno de ellos tiene que ver con los factores causales de cada uno de estos desórdenes alimenticios descritos anteriormente. Sobre esto se puede resaltar que únicamente en el caso de la obesidad hay fuerte evidencia empírica que es una enfermedad compleja y multifactorial, donde tanto factores genéricos como del entorno y personales pueden interactuar en un momento dado para desencadenar o predisponer directamente que alguien o un miembro de una familia sea obeso, como ejemplo, está lo señalado por Guillén-Riebeling (2014), que numerosas investigaciones han demostrado que la predisposición a la obesidad, y condiciones asociadas, son más parecidas entre individuos genéticamente relacionados que los que no lo son. 

Por otro lado, de otros desórdenes descritos, no hay aún evidencia contundente o unánime que factores genéticos directos puedan estar detrás de tal padecimiento, a menos de una manera indirecta se puede decir en el caso de la vigorexia y la ortorexia; donde la primera, es un desorden que está muy relacionado a un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) por lo que se expuso, y que  Baile (2005 citado en Rodríguez, 2007), menciona que la vigorexia presenta ciertos factores predisponentes y entre estos factores causales están las tendencias obsesivas-compulsivas, como también factores genéticos y del entorno ambiental; pero, por que un factor genético indirectamente, porque si el TOC, es un factor desencadenante de la vigorexia, este trastorno obsesivo compulsivo (TOC) de acuerdo a Salcedo, Vázquez, y Calvo (2011), es considerado actualmente como parte de las enfermedades complejas, porque su etiología que es multifactorial, y abarca aspectos biopsicosociales, presentación clínica heterogénea, que se caracteriza por pensamientos recurrentes, intrusivos e incapacitantes y por conductas estereotipadas; al respecto asociadas a la ansiedad o al miedo; lo que podríamos decir, que la vigorexia no tanto es que tenga factores genéticos en sí, sino que un individuo desde la niñez al presentar un trastorno obsesivo compulsivo, lo puede llegar a traducir en función de un comportamiento vigoréxico, que se caracteriza en una serie de rituales y compulsiones enfocadas al ejercicio físico y obsesiones hacia un cuerpo musculoso; sin embargo, en términos generales es más un problema de salud producido por un factor psicosocial que biológico en sí. 

De igual manera, el segundo trastorno implicado, la ortorexia, que se puede decir que es otro de los trastornos alimenticios que han dado vida un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo, donde compulsiones y obsesiones dirigidas al buen comer y a la vez a dejar de comer nutrientes necesarios para la vida fueron condicionados operantemente, convirtiéndose en una serie de tareas, repeticiones y rituales por un ideal inalcanzable; pero que su causa es más de carácter psicológico que biológico.

Ahora en el caso de los dos últimos trastornos de conductas alimentarias, como son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa; en el caso de ellas y a pesar de sus distinciones en sus métodos para lograr sus propósitos; están muy relacionadas por el deseo de un cuerpo delgado, ideal y bello; pero que aún no se ha demostrado evidencia empírica eficaz de una causa genética (Buceta & Bueno, 2000) al menos; de la misma manera como se puede notar en los que padecen la obesidad. Más bien se ha resaltado que tales desórdenes tienen mayormente una causa psicosocial, donde se conjugan diversos factores que contribuyen a una alta vulnerabilidad, mecanismos operantes, rasgos de personalidad y diversas cogniciones.
Como segundo aspecto a comentar, es sobre lo que de esto se deriva para el papel del psicólogo. Que profundiza la importancia y hace necesaria la función del psicólogo de la salud en esta área. Interviniendo en este tipo de problemáticas en relación al control de conductas habituales que se pueden presentar y que afectan gravemente la salud y la calidad de vida de las personas, incluso desde niños y adolescentes por los rangos de edad que pudimos observar en los datos estadísticos presentados; ya que estos desórdenes tienen un algo grado de causalidad de una serie de factores de carácter psicosocial que están siendo determinantes para la salud y en el bienestar de las personas que lo sufren. Porque como lo mencionaba Lechuga y Gómez (2005), los desórdenes alimenticios tienen una sintomatología básica del orden principalmente psicológico, donde están presentes estados de ansiedad, obsesiones, cuadros depresivos, distorsiones cognitivas, falta de autocontrol, etc.

Por lo tanto, y como tercer punto de reflexión final, el psicólogo de la salud ejercerá una tarea importante y vital en colaboración entre un equipo interdisciplinar, ya que tales trastornos no sólo ponen en riesgo la funcionalidad y adaptación social del individuo, sino su propia salud física y mental, porque diversas variables están implicadas en esos problemas de salud, tanto de tipo psicológico como médico; por lo que desempeño del psicólogo de la salud también será importante y necesario; pero que, el éxito del tratamiento del paciente, como dice Lechuga y Gámiz (2005), dependerá, en mucho, de la presencia y coordinación de los diferentes miembros de ese equipo.




Referencias:
Guillén-Riebeling, R. S. (2014). Psicología de la obesidad: Esferas de vida. Multidisciplina y complejidad. Segunda edición. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza: Editorial El Manual Moderno.
Lechuga, L., y Nieves, G. (2005) Trastornos de la conducta alimentaria. Centro de Psicología Clínica. pp. 142-157.
Rodríguez M. (2007) Vigorexia: adicción, obsesión o dismorfia; un intento de aproximación. Instituto de Investigación de Drogodependencias. Salud y drogas, vol. 7, núm. 2, España, Pp. 289-308, Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83970205

Salcedo, M., Vazquez, R., y Calvo, G. (2011). Trastorno obsesivo compulsivo en niños y adolescentes.  Revista Colombiana de Psiquiatría, 40 (1), pp. 131-144. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/806/80619286010.pdf

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