domingo, 5 de abril de 2015

Introducción


Los desórdenes alimenticios son en nuestros días un auténtico problema de salud (Lechuga y Gámiz, 2005), entre los más comunes se encuentran los siguientes: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, obesidad, vigorexia y ortorexia. Cada uno de ellos presentan cierto grado de relación con un trastorno de conducta alimentaria (TCA) en función de una obsesión en particular como se puede observar en la Tabla 1 de manera comparativa; es decir, en el caso de la anorexia nerviosa o bulimia nerviosa que son dos trastornos que generalmente se encuentran interrelacionados o que cada uno puede presentar ciertas características del otro, esto porque existen dos ideas obsesivas primarias que las sostienen y son la excesiva preocupación por el peso y el miedo a engordar, todo esto por el deseo inalcanzable de tener una imagen corporal idealizada (Lechuga y Gámiz, 2005); en cambio para la vigorexia no es propiamente una obsesión relacionada con el peso o la cantidad de comida, sino hacia el ejercicio físico, por el deseo inalcanzable de tener una imagen corporal idealizada, con contornos atléticos y definidos (Kasanzew, 2009). En el caso de la ortorexia, aunque tiene cierto paralelismo con la anorexia nerviosa por la obsesión a la cantidad de comida, este trastorno se distingue por la preocupación desmedida de comer alimentos “de calidad y pureza” y que los puede llevar a una dieta poco nutriente (Duckan,  2014), por el deseo de una imagen corporal lo más "saludable" posible. Y como podemos notar la obesidad es un desorden alimenticio que se caracteriza por  almacenamiento en exceso de tejido adiposo en el organismo (Oblitas, 2010), es decir, por acumulación anormal o excesiva de grasa provocado no sólo por factores psicosociales sino genéticos que interactúan en sí para su posible desencadenamiento.

Tabla 1. Cuadro comparativo de algunos desórdenes alimenticios

Desorden alimenticio
Obsesión
Autoimagen
Ideal deprimente
Conductas asociadas
Población frecuente
Anorexia nerviosa
Delgadez excesiva a través de ayunos
Estar obeso
Imagen corporal delgada
(trastorno somatomorfo)
Control al comer
Dietas estrictas
Ejercicio excesivo
Espejo
Adolescentes y jóvenes mujeres

Bulimia nerviosa
Delgadez excesiva a través de purgase
Estar obeso
Imagen corporal delgada
(trastorno somatomorfo)
Atracarse
Purgarse
Falta de control
Dietas estrictas
Adolescentes y jóvenes de ambos sexos
Obesidad
Apetito descontrolado
Estar perdiendo peso o sobrepeso
Autocontrol del impulso al comer
Comer en exceso
Falta de control
En ambos sexos
Vigorexia
Ejercicio físico
Debilidad y falta de tonicidad muscular
Cuerpo musculoso “atlético”
Dieta en proteínas
Automedicación
Báscula
En jóvenes varones
Ortorexia
Alimentación de “calidad y pureza”
Tener inadecuada alimentación
Una dieta saludable
Dieta desbalanceada.
En ambos sexos

Al respecto tales trastornos de comportamiento que presentan cierto grado de desórdenes alimenticios  tienen una sintomatología básica desde un punto de vista psicológico, como puede ser estados de ansiedad, obsesiones, cuadros depresivos, distorsiones cognitivas, un autoestima negativa o falta de autocontrol, por lo que en relación a esta sintomatología, cada una de estos desórdenes, según el grado que presente la enfermedad, se requiere considerar líneas terapéuticas; que de acuerdo a Lechuga y Gámiz (2005) necesitan incluir estos líneas de intervención.

  • Una Orientación educativa

a)    Que el paciente identifique sus conductas y comience a tener conciencia de la enfermedad que padece.
b)    Contar con la información adecuada de los riesgos que conlleva un desorden alimenticio para la salud.
c)    Corregir las creencias erróneas nutricionales y a la vez informar de las características de una dieta adecuada.
d)    Liberar en la medida de lo posible, el sometimiento de los pacientes sobre concepciones engañosas y sesgadas transmitidas por algunos medios de comunicación. 

  • Una modificación conductual


a)    Identificar factores precipitantes y de mantenimiento de  tales conductas problema.
b)    Establecer estrategias y técnicas sobre respuestas alternativas.
c)    Reorganizar los patrones alimenticios correctos, como números de comidas, lugar, cierre, y convivencia familiar o social.
d)    Fijar metas con dificultad progresiva que sean concretas y realistas, esto en contra de metas altas e inalcanzables.
e)    Establecer un sistema de autorrefuerzos, para incrementar conductas saludables deseables.
f)      Trabajar con los pacientes en la flexibilidad de sus pensamientos a una intolerancia al cambio de conducta.

  • Una modificación cognitiva   
a)    Poder cambiar el pensamiento pasivo por un pensamiento en los sujetos más activo y que asuman responsabilidad en el tratamiento.
b)    Modificar los pensamientos distorsionados relacionados con el comer, el peso y los alimentos por pensamientos más adaptativos.
c)    Identificación y modificación de lo pensamientos automáticos irracionales y sustituirlos por otros más realistas y positivos.
d)    Modificar distorsiones perceptivas que originan una imagen negativa del cuerpo.
e)    Modificación de los miedos, como a no destacar, a perder el cuerpo delgado, a no ser aceptado(a) por los demás, o a engordar.


En relación a todo lo que se puede ver conjugado con cada uno de estos desórdenes alimenticios como los que se han mencionado, se expone a continuación de cada uno de ellos lo siguiente: en qué consiste, factores causales tanto biológicos como psicológicos, descripción a grandes rasgos del manejo de estos factores psicológico que están en juego, datos estadísticos epidemiológicos de las condiciones actuales en la población, tipos de procesos de evaluación psicológica y por último se expone de cada uno de ellos estrategias y programas de intervención.



Referencias:
Duckan, P. (2014). Dietas para adelgazar según tu metabolismo. London: Kreactiva Editorial. Recuperado de https://books.google.com.mx/books?id=OQtrBQAAQBAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false
Kasanzew A. (2009)  Vigorexia. Aproximaciones teórico clínicas. En: Las tesinas de Belgrano. Universidad de Belgrano. Argentina. Pp. 5
Lechuga, L., y Nieves, G. (2005) Trastornos de la conducta alimentaria. Centro de Psicología Clínica. pp. 142-157.
Oblitas, G. L. (2010). Psicología de la salud y calidad de vida. Tercera edición. Cengage Learning Editores, México.

No hay comentarios:

Publicar un comentario