domingo, 5 de abril de 2015

Vigorexia


La vigorexia está relacionada a distintos trastornos psicológicos, se dice que se trata de una Adicción al Ejercicio; también de un de Trastorno Obsesivo Compulsivo pues se presentan pensamientos constantes acerca de la necesidad de ejercitarse y cuya compulsión es la propia de actividad física; también se habla de que es un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) pues los sujetos vigoréxicos tienden a una restricción alimentaria, al uso de fármacos y a la realización de ejercicio excesivo al igual que en la Anorexia Nerviosa; por último, también se habla de un trastorno de tipo cognitivo, en que el sujeto percibe incorrectamente su propia imagen (Dismorfia Muscular) (Rodríguez, 2007).




En la Vigorexia, el temor central pasa por carecer del desarrollo muscular apropiado y no poseer la fuerza, o vigor, resultante de dicho desarrollo muscular. Razón por la cual el cuadro quedaría excluido de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, ya que no es la alimentación necesariamente lo que se ve afectado. Es decir, no es la alteración de la conducta alimentaria el signo patognomónico de la Vigorexia. Quien padece de un cuadro de Vigorexia desplegará todas las estrategias posibles para enfrentar la distorsión cognitiva existente entre el cuerpo que se posee y aquel que se desea. La práctica deportiva será la primera opción, a la que se le agregarán distintos catalizadores que agilicen el proceso. El interés hacia la comida es de orden secundario, donde ésta sirve principalmente como complemento de la práctica deportiva (Baile, 2005; citado en Rodríguez, 2007). En la Vigorexia, el sujeto buscará tener control sobre su cuerpo hasta que la imagen que le devuelva el espejo se asemeje a la representación que él mismo tenga del ideal de belleza, por lo tanto, no es posible que el sujeto aprecie el desarrollo muscular obtenido a causa de la práctica deportiva (Kasanzew, 2009).
Baile (2005, citado en Kasanzew, 2009) definió la Vigorexia como la “Alteración de la salud caracterizada por una preocupación patológica de ser débil y no tener suficiente desarrollo muscular del cuerpo - aun teniéndolo -, y que se manifiesta en la incapacidad de ver con exactitud el tamaño del propio cuerpo, con pensamientos obsesivos, así como comportamientos negativos relacionados con la apariencia, como excesos de ejercicio físico, dieta inapropiada y consumo de sustancias peligrosas”



Factores biológicos y psicológicos

La etiología de la vigorexia se estudia desde modelos multicausales cuyos factores se encuentran en constante interacción:
Baile (Baile, 2005 citado en Rodríguez, 2007)) nombra los siguientes factores que interactúan en el desarrollo y mantenimiento del cuadro de vigorexia:
  • Factores Predisponentes: factores genéticos, del entorno ambiental y social, experiencias previas que predisponen pero no causan el desarrollo del trastorno, salvo si hay un factor desencadenante. Ser hombre entre 18 y 35 años; Vivir en una sociedad de culto al cuerpo: el hombre es bello si está delgado y musculoso; Tendencias obsesivas compulsivas; Tendencias adictivas; Experiencias negativas con el cuerpo o apariencia, por su escaso tamaño o fuerza; Baja autoestima.
  • Factores Precipitantes: factores individuales y ambientales, que provocan el inicio del trastorno (por ejemplo la baja autoestima). Experiencia traumática estresante relacionada con el cuerpo; Consumo de ciertas sustancias.
  • Factores de Mantenimiento: factores que son consecuencia del trastorno o que ocurren paralelamente y que tienen un efecto de reforzamiento sobre el mismo, provocando que se mantenga y agrave. Refuerzo y reconocimiento social por esfuerzo-voluntad; Evitación de sensaciones negativas por la imagen corporal; Escape de los pensamientos obsesivos; Reducción de ansiedad por la necesidad compulsiva de hacer ejercicio; Ambiente social favorecedor; Sub-cultura del culturismo.

Manejo de factores psicológicos que contribuyen al desorden
El objetivo de la terapia cognitivo-conductual en el caso de la vigorexia, (Baile, 2005 citado en Kasanzew, 2009), es que el sujeto cambie la forma de relacionarse con su cuerpo, que supere su preocupación patológica que le hace ver un defecto general en su cuerpo, que es la falta de musculación y le hace tener pensamientos, sentimientos y comportamientos incompatibles con una vida sana y feliz. Se busca sustituir conductas negativas por conductas sanas a nivel personal y social. Cualquier intervención deberá contemplar, además de la problemática asociada a la imagen corporal, el consumo de sustancias como los esteroides anabolizantes, los trastornos alimentarios, las expresiones obsesivo-compulsivas, como cualquier otra manifestación secundaria al cuadro.
La perspectiva cognitiva ayuda a comprender el desarrollo del cuadro: el núcleo de la mayoría de los trastornos psicológicos se halla en la tendencia humana al pensamiento irracional, de forma que los acontecimientos (A) se interpretan de acuerdo con un conjunto de creencias irracionales (B) basadas en imperativos absolutistas o dogmáticos. Las consecuencias (C) de estos pensamientos (p.ej. trastornos emocionales, conductas desadaptadas) dependen del grado de racionalidad de las creencias que median en los acontecimientos. Tales creencias son proposiciones cognitivas arraigadas en la estructura cognitiva del sujeto.
Estas creencias irracionales, pensamientos automáticos o errores cognitivos definen la identidad de la persona y dan sentido a los acontecimientos. Las terapias cognitivas actúan sobre los errores cognitivos mediante la identificación y comprobación empírica a fin de lograr una reestructuración cognitiva que modifique la forma de procesar e interpretar la información.
Según el desarrollo teórico de J. I. Baile (Baile, 2005 citado en Kasanzew, 2009) los principales errores cognitivos presentes en la Vigorexia son:
  • Bella o Bestia: pensamiento en términos dicotómicos de “todo o nada”. De esta manera se es totalmente atractivo o totalmente feo.
  • Ideal imposible: Los modelos de belleza a alcanzar presentan un desarrollo muscular imposible de imitar hasta para culturistas avanzados e implican la utilización de estrategias que ponen en riesgo la salud del sujeto.
  • Comparación selectiva: solo se observa y atiende a aquellas personas que poseen un cuerpo más musculoso y grande que el de uno, apreciándose como pequeño en comparación.
  • La lupa: se caracteriza por concentrar la atención en un aspecto determinado de la apariencia física.
  • La mente ciega: imposibilidad de apreciar y valorar aquellos aspectos positivos de la propia imagen.
  • Generalización excesiva: creencia que lleva al sujeto a desvalorizarse como persona por carecer de la virtud deseada. De esta manera, carecer de la musculatura anhelada implica para el sujeto un déficit global en su desarrollo social, laboral y académico.


Epidemiología
No hay datos homogéneos ni estudios de prevalencia que demuestren la prevalencia de pacientes vigoréxicos (Gutiérrez & Ferreira, 2007); a esto contribuye la indefinición del concepto, ya que dependiendo cómo se defina se encontrarán más o menos casos (Rodríguez, 2007). A pesar esto, se pueden citar datos de diferentes estudios que describen tal escenario:

  1. Pope (2002) estimó que un 10% de los usuarios habituales de gimnasios padecían este trastorno
  2. Olivardia (2001) estimó en 90.000 el número de norteamericanos con problemas graves de vigorexia. Éste mismo porcentaje se ha encontrado en México.
  3. En España las estimaciones que se han propuesto los sitúan a los afectados en torno a los 20.000. Teniendo en cuenta que la población es de 42 millones, la tasa de prevalencia sería de 0,048% en la población general, si consideramos que afecta principalmente a hombres, afectaría a 1 de cada 2.000.
  4.  Este es un problema que se encuentra en numerosas culturas (Pope, 2000)
  5. Tienen mayor riesgo a desarrollar Dismorfia Muscular las personas que se encuentran entre los 15 a los 37 años; los halterófilos y fisicoculturistas (los últimos son los más propensos en comparación a otros grupos que sólo practican entrenamiento de pesas) (Marfil, Cruz, Vázquez & Baile, 2010).
  6. Respecto a la edad de los afectados hay discrepancias según los autores, se habla de que la mayoría de los afectados se sitúa entre los 15 y 30 años para unos autores, para otros entre los 23 y 37 e incluso entre 18 y 35.
  7. En cuanto al Nivel socioeconómico se cree que la mayoría de los casos corresponden a un nivel socioeconómico medio-alto debido al costo que conlleva ingerir complejos proteicos y suplementos, hormonas esteroideas y medicamentos para contrarrestar sus efectos negativos.
  8. Se considera que aproximadamente entre 9.3% y el 10% de los varones que practican fisicoculturismo podrían clasificarse en del trastorno, porcentaje que puede aumentar entre los sujetos que participan en competiciones (Gutiérrez & Ferreira, 2007).

Tipos de evaluación

Como lo refiere Rodríguez (2007) la vigorexia suele relacionarse con distintos trastornos:
a)     Trastorno de la conducta alimentaria: En la vigorexia existe una preocupación desmedida por su aspecto físico, la distorsión del esquema corporal, la obsesión por pesar los alimentos, el interés por las comidas, calorías y composición de lo que se ingiere, la autoobservación, pesarse varias veces al día, la supresión de grasas, etc… (De la Serna, 2004).
b)  Trastorno obsesivo compulsivo: En la vigorexia los sujetos muestran pensamientos recurrentes sobre su imagen, su escasa musculatura y sobre qué hacer para mejorarlas, y se lanzan de forma “compulsiva” a realizar ejercicio físico para compensar ese “defecto” de su cuerpo. Por ello se puede pensar que estamos ante un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Este se caracteriza por la aparición de pensamientos intrusivos y recurrentes y por conductas o actos mentales repetitivos que el sujeto realiza con el objetivo de reducir su malestar o prevenir acontecimientos negativos.  Se estima que el 15% de las personas con TDC, sufre además un TOC.
c)    Adicciones: Algunos estudiosos asocian las conductas de los sujetos vigoréxicos con las adicciones no químicas como juego, dinero, poder, trabajo, comida, sexo o deporte. La práctica compulsiva del deporte proporciona placer, es decir, ejerce un papel de refuerzo. Los sentimientos negativos que perciben los adictos al deporte cuando no pueden practicarlo resultan similares a los de abstinencia. Conforme a esto la vigorexia sería adicción al ejercicio, sin embargo también existen diferencias con los adictos al ejercicio; los adictos realizan ejercicio buscando no solo disminuir un estado previo desagradable (por ejemplo la abstinencia) sino intentando conseguir un estado interno agradable. La práctica produce un efecto placentero, esto es que hay un proceso de reforzamiento positivo. Este reforzamiento positivo no parece darse en los vigoréxicos, verdaderamente no disfrutan haciendo ejercicio, solo evitan el malestar que le produce no hacerlo.
d) Trastorno dismórfico corporal o muscular (TDC/TDM): Se caracteriza por una preocupación excesiva y patológica por un defecto imaginado del cuerpo o la apariencia, o si realmente existe, por una reacción excesiva hacia él. El TDC es, dentro de los trastornos somatomorfos, una de las alteraciones de la imagen corporal más grave que una persona puede sufrir.  La vigorexia ha sido propuesta como una variante del TDC, pues los sujetos manifiestan como síntoma central ver su cuerpo pequeño y débil. Dentro de la información que acompaña a los criterios diagnóstico del TDC, se recogen como síntomas y trastornos asociados, los problemas relacionados con la propia visión de la masa muscular que tienen ciertos deportistas, información que hasta ahora no había sido incluida. Sin embargo, no parece propio decir que la vigorexia sea un TDC ya que el sujeto se percibe como peor (más pequeño, débil,…) de lo que es. Esto sucede con los demás TDC: los sujetos perciben  mal su cuerpo y esta es otra diferencia entre la vigorexia los TOC y las adicciones. El TDM, un subtipo de TDC, vendría a ser sinónimo de vigorexia.

Tabla 6. Aspectos para el diagnóstico de la dismorfia muscular. (Revista protomédicos,  2005 citado en Gutiérrez & Ferreira, 2007)

A) Preocupación excesiva y falta de músculo del propio cuerpo: el sujeto se dedica a pensar en ello más de una hora diaria.
B) Dependencia del ejercicio físico:
- Insistencia de practicar deporte diariamente entre tres y cuatro horas y media
- Síndrome de abstinencia con cuadro de irritabilidad, ansiedad y depresión si se imposibilita el ejercicio.
- Se mantiene el ejercicio físico a pesar de estar contraindicado por motivos sociales o médicos
C) Excesiva atención a la dieta, dirigida al desarrollo muscular:
- Reducir al mínimo el consumo de grasas
- Incrementar la cantidad de glúcidos para que sirvan como fuente de energía, así como proteína para ganar músculos
- Suplementos proteícos compuestos fundamentalmente por proteínas extraídas del suero de la leche o del huevo en forma de polvo, barritas o batidos.
- Uso de complejos vitamínicos a veces acompañados con minerales y electrolitos para minimizar su déficit por una dieta inadecuada.
- Consumo de gran cantidad de agua, diuréticos y cafeína
D) Aceptación del sufrimiento y del daño físico como camino para conseguir el desarrollo muscular.
E) Baja autoestima. La enfermedad deriva en un cuadro obsesivo compulsivo que hace que el vigoréxico se sienta un fracasado.
F) Control continuo del peso, incluso varias veces al día.
G) Medición del grosor de los músculos, en ocasiones todas las mañanas, para determinar si se ha perdido masa muscular por la noche.
H) Personalidad introvertida e inmadura.
I) Consumo de otras sustancias para acelerar el proceso.
- Sustancias existentes en el propio organismo, como la creatina o la carnitina, que favorecen el aumento del volumen muscular y/o el aprovechamiento energético.
- Esteroides anabolizantes. Utilizados para aumentar la masa muscular y perder grasa; su comercio y consumo sin control sanitario están prohibidos.

Estrategias y programas de intervención

  •  Tratamiento farmacológico
Debido a la relación entre la vigorexia y el trastorno obsesivo-compulsivo se han encontrado fármacos útiles en el tratamiento como lo  son los inhibidores de la recaptación de serotonina, fármacos que ayudarían a controlar síntomas obsesivo-compulsivos de la vigorexia. En cuanto a las sustancias utilizadas en el tratamiento del TDC, los investigadores se han decantado por la fluvoxamina y la clomipramina, inhibidor no selectivo. En un estudio, la clomipramina consiguió que respondieron un 65-70 % de los pacientes con una reducción de los síntomas dismorfofóbicos. Los efectos positivos que se han señalado tras el tratamiento farmacológico son: visión más realista de la situación, disminución del malestar, reducción del tiempo dedicado a la preocupación, mejora de la relación social, disminución de rituales y mayor resistencia a comportamientos repetitivos (Kasanzew, 2009).

  • Tratamiento psicológico.
Modelo cognitivo conductual


Siguiendo las recomendaciones de Raich (2000 citado en Kasanzew, 2009), una terapia cognitivo conductual aplicada al ámbito de la imagen corporal incluiría las siguientes fases:



Fase 1: informativa-formativa. Proporcionar al sujeto información y formación sobre la imagen corporal, cómo se forma, como nos relacionamos con nuestro cuerpo, cuáles son las limitaciones fisiológicas, etc. Se le pide al sujeto que registre sus pensamientos, sentimientos y conductas sobre su apariencia en diferentes situaciones de su vida.
Fase 2: ajustar la auto-perfección. Se busca que el sujeto adquiera una visión realista de su cuerpo y para ello se pueden utilizar técnicas de auto-observación y comparación social con otras personas, medidas de auto-ajuste perceptivo, etc.
Fase 3: pensamientos sobre el cuerpo. Se trabaja con reestructuración cognitiva. El objetivo es la identificación de creencias y pensamientos que se tiene sobre la propia imagen y comprobar hasta qué punto son irreales y perjudiciales.
Fase 4: Sentimientos sobre el cuerpo. Se trabaja con desensibilización sistemática.Deben sacarse a la luz los sentimientos negativos que provocan la percepción o pensamiento sobre el cuerpo o sobre el defecto en cuestión (falta muscular).
Fase 5: Comportamientos referentes al cuerpo. El objetivo es identificar que conducta relacionada con el cuerpo y el defecto imaginado es desadaptativa. Las técnicas de cambio pueden ser contratos conductuales, preparación para la exposición, economía de fichas, etc.
Fase 6: prevención de recaídas. Entrenar al sujeto en la identificar situaciones de riesgo y como poner en práctica las estrategias aprendidas en la terapia. Se debe analizar y reeducar la dieta inadecuada, excesiva en cantidad o fundamentada exclusivamente en productos artificiales; el uso y abuso de fármacos. 

Modelo psicodinámico aplicado al tratamiento de la vigorexia.

La investigación psicoanalítica colaborará en la comprensión del desarrollo del trastorno en el sujeto en particular. ¿Por qué determinada persona termina desarrollando un cuadro de Vigorexia? El modelo psicodinámico buscará comprender en la historia del sujeto particular los conflictos que lo llevaron al desarrollo de los síntomas que componen el trastorno. “[…] para una idea sin sentido y una acción carente de fin, descubrir aquella situación del pasado en que la idea estaba justificada y la acción respondía a un fin” (Freud, 1978 citado en Kasanzew, 2009).
La Asociación Colombiana de Psiquiatría en 2007 (Kasanzew, 2009) publicó un trabajo sobre el diagnós­tico y tratamiento de un caso de dismorfia muscular y abuso de esteroides donde se incluyen como estrategias terapéuticas intervenciones de corte psicodiná­mico. El tratamiento psicoterapéutico estaba diseñado de la siguiente manera: manejo dual con terapia cognitivo-comportamental y terapia de enfoque psicodinámico. Desde la primera de estas perspectivas se trabajó sobre la imagen corporal, buscando identificar la manera en que los pensamientos del sujeto distorsionaban la forma en que su cuerpo era percibido, entre otras estrategias cognitivas.
Los objetivos terapéuticos de la psicoterapia psicodinámica se construyeron con base en hipótesis derivadas de su historial vital. Se buscó facilitar la catarsis de los contenidos internos y la reproducción de dichos conflictos en sus relaciones actuales, Se identificaron los conflictos intrapsíquicos correla­cionados, como temores a la sexualidad adulta y el placer, ansiedades básicas, culpa, control-autonomía, dificultades en la separación-individuación, el temor a defraudar a los demás, temor de enfrentarse a nuevos retos, el manejo de la incertidumbre y la rigidez, el temor de no sentirse amado y la pérdida de un sentido de pertenencia (Restrepo, Valencia, Rodriguez y Gempeler, 2007 citado en Kasanzew, 2009).

Programa de prevención de la vigorexia:

Debe contar con información sobre el modelo estético masculino actual, una crítica del modelo hiper-musculado, como el modelo adecuado; conocimiento fisiológico sobre desarrollo corporal masculino, y, por consiguiente, del desarrollo muscular, análisis y crítica de los productos y dietas que supuestamente conducen a un desarrollo muscular, análisis y crítica del consumo de esteroides anabolizantes (Kasanzew, 2009).

Instrumentos

Resumen de los principales métodos de evaluación de la Vigorexia o Dismorfia Muscular (Kasanzew, 2009).
  •      The Adonis Complex Questionnaire (ACQ): desarrollado por Harrison G. Pope, intenta evaluar el grado de preocupación que representa la imagen corporal en varones. Busca identificar diversos indicadores pertenecientes al Complejo de Adonis (conjunto de alteraciones de la imagen corporal que afecta a los varones). Las áreas exploradas son las relacionadas con la imagen corporal y no exclusivamente las relacionadas con la preocupación desmedida por el desarrollo muscular (Baile, 2005).
  •     Modelo de Escala de Siluetas: serie de figuras de hombre o mujer según corresponda, de diferente tamaño corporal y desarrollo muscular. Las figuras están diseñadas en escala, partiendo de imágenes delgadas y de apariencia débil hasta por figuras muscularmente desarrolladas y concluyendo en imágenes obesas. Se le solicita a la persona que identifique la imagen que mejor representa tu propio cuerpo, la que mejor representa el ideal corporal que desearías tener y la que mejor represente al cuerpo promedio de un varón de tu misma edad, la imagen que represente el cuerpo más deseado por el sexo opuesto.
  •    Muscle Dysmorphia Scale (MDS): método de evaluación específico de Dismorfia Muscular. Consta de 46 preguntas y frases, seis áreas diferentes: insatisfacción corporal, dependencia del ejercicio, deseo de tamaño, comportamiento alimentario, tendencia a disimular u ocultar el cuerpo, uso farmacológico.
  •      Muscle Appearance Satisfaction Scale (MASS): consta de 19 ítems entre los que se incluyen: dependencia del culturismo, automonitoreo, uso de sustancias, sufrimiento y satisfacción muscular.
  •    Test Breve de Vigorexia (TBV): su autor es J.I. Baile (2005),  intenta demostrar hasta qué punto el sujeto es vulnerable de padecer el cuadro de vigorexia. Consta de dos partes, Parte 1: autoadminis­tración de un test. Parte 2: se pide la participación de un tercero perteneciente al círculo íntimo del evaluado el cual responde suponiendo lo que haría el interesado en las situaciones planteadas. El objetivo escompararr los resultados obtenidos por ambos participantes.


Se anexa un vídeo publicado por Espert R. (2013) donde se menciona de manera muy general y concreta el trastorno de la vigorexia desde diferentes disciplinas y profesionales.





Referencias:
Espert R. (2013) Visión Global sobre la vigorexia [Video] Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=khxxo0bPuxY
Gutiérrez C. & Ferreira R. (2007) Vigorexia: estudio sobre la adicción al ejercicio: Un enfoque de la problemática actual. Instituto Universitario De Educación Física. Universidad de Antioquia. Medellín. Pp. 19
Kasanzew A. (2009)  Vigorexia. Aproximaciones teórico clínicas. En: Las tesinas de Belgrano. Universidad de Belgrano. Argentina. Pp. 5, 15-30
Marfil B., Cruz B., Vázquez A., Baile A., (2010)  Hábitos Alimentarios De Hombres Con Características De Dismorfia Muscular. RESPYN Revista Salud Pública y Nutrición. Salus cum propositum vitae. Volumen 11 No. 4.  Disponible en: http://www.respyn.uanl.mx/xi/4/articulos/dismorfia.htm
Muñoz R. & Martínez A., (2007) Ortorexia Y Vigorexia: ¿Nuevos Trastornos De La Conducta Alimentaria? Trastornos de la Conducta Alimentaria 5 (2007) 457-482. Disponible en: http://www.tcasevilla.com/archivos/ortorexia_y_vigorexia.pdf

Rodríguez M. (2007) Vigorexia: adicción, obsesión o dismorfia; un intento de aproximación. Instituto de Investigación de Drogodependencias. Salud y drogas, vol. 7, núm. 2, España, Pp. 289-308, Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83970205

No hay comentarios:

Publicar un comentario