La ortorexia se
define como la obsesión patológica por la administración de alimentos
considerados sanos. En 1997 Steven Bratman acuñó el término ortorexia del
griego orthos, (correcto) y orexis, (apetito) para definir esta patología
emergente, a la que describió como un trastorno obsesivo compulsivo que el
paciente considera alimentación saludable. A diferencia de la anorexia
nerviosa que implica la obsesión por la cantidad de comida que se ingiere y por
el peso corporal, la ortorexia se presenta como una compulsión por consumir
únicamente alimentos sin conservadores, pesticidas, grasas, edulcorantes, que
aunque podría considerarse una conducta sana, llega a tener consecuencias
graves cuando las personas sólo se permiten consumir lo que consideran correcto
de acuerdo a sus exagerados patrones de lo que es sano y que sin embargo, los
puede llevar a la desnutrición. (Duckan, 2014).
De acuerdo a García,
Ramírez, Ceballos y Méndez (2014) estas personas manejan una dieta sumamente
estricta, en ocasiones con una falta de nutrientes esenciales, pueden ser
vegetarianos, frugívoros (personas que se alimentan de manera parcial o
exclusiva de frutas) o crudívoros (sujetos que comen sólo alimentos crudos). La
mayoría de ellos no reconocen que están dejando de consumir hasta un 80% de
alimentos más saludables y básicos para el organismo, cuya carencia puede
provocar pérdida de masa ósea, además, propensión a las infecciones, o lo que
es peor, puede derivar en una inanición que conduzca a la muerte (Ruipérez y
Lobo, 2008).
Las consecuencias no solo
afectan el organismo del paciente, existen repercusiones de carácter social y
psicológico, debido a que la persona de manera repetida se niega a tomar
alimentos fuera de casa para evitar que le sirvan lo que considera no adecuado
y para evadir ambientes con humo o aire acondicionado. Al perder
progresivamente contacto con amigos y con su familia, surgen malestares
psicológicos, es así que el carácter del sujeto se vuelve agrio y la obsesión
patológica se convierte en el centro de su vida, descuidando las relaciones
sociales y el trabajo. La ortorexia se asocia directamente con la
necesidad de control del sujeto, quien en todo momento trata de decidir lo que
comerá, y cuando no lo consigue, se genera en él sentimientos de culpa y una
gran angustia, de forma semejante a los pacientes que sufren trastorno obsesivo
compulsivo. Mientras no reciba atención médica, su malestar avanzará
progresivamente al grado de que no le bastará revisar los ingredientes o el
proceso industrial de los alimentos, sino que en casa vigilará la forma en que
se cocina, los recipientes que se utilizan en la elaboración de los alimentos y
su conservación a temperatura adecuada (Ruipérez y Lobo, 2008).
Los criterios
diagnósticos del DSM 5 no incluyen a la ortorexia en los TCA, sin embargo,
debido a que presenta síntomas de un trastorno alimentario clínicamente
significativo, con deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes
del funcionamiento, se ajusta a la categoría del trastorno alimentario o de la
ingestión de alimentos no especificado (Asociación Americana de Psiquiatría
2013).
En la ortorexia como
en todos los TCA, resulta difícil determinar su etiología debido a un proceso
complicado que combina los siguientes factores:
Tabla
7. Factores que propician la ortorexia
Biológicos
|
Psicológicos
|
Sociales
|
Vulnerabilidad genético-familiar
|
Características de personalidad
|
Historias de abuso
|
Elementos metabólicos, hormonales y sexuales
|
Aspectos emocionales
|
Maltrato
|
Tipos de aprendizaje
|
Perfeccionismo
|
Biológicamente, la
ortorexia puede surgir ante la alteración de cualquier mecanismo que intervenga
en la regulación de la ingesta, por otro lado, la predisposición genética y la
presión sociocultural, o las experiencias negativas familiares o individuales,
pueden inducir el inicio de dietas extremas. De igual forma se sugiere que las
alteraciones psicológicas combinadas con cambios hormonales y neuropeptídicos,
pueden propiciar la cronicidad del trastorno. Por lo anterior se concluye que
la etiología de la ortorexia, contiene tanto factores fisiopatológicos como
psicopatológicos (Genis, Tovilla, y Nicolini, 2013).
Principales síntomas:
·
Utiliza más de tres horas
al día analizando las bondades de la comida saludable.
·
Planea minuciosamente lo
que comerá al siguiente día.
·
Lee detenidamente y analiza
las etiquetas de todos los productos.
·
Le produce felicidad su
forma de alimentarse, pero no siente placer con la comida.
·
Sensación de aislamiento
por su negativa de acudir a comidas o cenas con amigos, trabajo o familiares.
·
Renuncia a comidas que
antes disfrutaba mucho, por considerarlas inadecuadas.
·
Sentimiento de superioridad
hacia a las personas que no siguen sus normas alimenticias.
·
Sentido de culpabilidad
cuando falla en algún aspecto de su dieta.
·
Presenta baja autoestima y
gran miedo al fracaso.
·
Aumento en la calidad de la
dieta mientras disminuye la calidad de vida.
·
Sentimiento de control
total cuando se come la comida correcta
Epidemiología
Se considera que al
menos el 28% de la población de los países occidentales padece ortodoxia y que
los más afectados son los jóvenes y las mujeres (OMS, mencionada en Ruipérez y
Lobo, 2008). El trastorno presenta tanto factores fisiopatológicos como
psicopatológicos. Los pacientes con frecuencia presentan comorbilidad
psiquiátrica y morbilidad psicosocial, las que llegan a afectar todos los
aspectos de su vida (Genis, Tovilla, y Nicolini, 2013).
Psicológica y
socialmente, los problemas de salud que se asocian a la ortorexia son la
conducta obsesiva que lleva al individuo a aislarse y a perder contacto con su
entorno social. Los ortoréxicos normalmente tienen un alto nivel de dopamina y
bajo de serotonina, lo que da como resultado un exceso de euforia y ansiedad.
Son personas rígidas, perfeccionistas y estrictas que se exhiben como personas
con una gran fuerza de voluntad, mismas que sufren grandes sentimientos de
culpa cuando se fallan a sí mismas. Cuando su gravedad es extrema, presentan
una distorsión gradual del pensamiento que los hace rechazar enérgicamente la
crítica, además de que desarrollan pensamientos psicóticos.
Fisiológicamente,
pueden padecer carencia de calcio, hierro u otro tipo de oligo elemento como
consecuencia de evitar los alimentos que los contienen, o por el contrario, la
ingesta excesiva de suplementos nutricionales debida a su obsesión por la
nutrición ortomolecular, no permite que su organismo los absorba. De igual
forma, sus prácticas alimenticias los llevan a perder gran porcentaje de grasa
y masa muscular, lo que reduce su masa corporal a (IMC <18) semejante a
quienes padecen anorexia. También “suelen presentar hipotensión y problemas
cardiovasculares dado que, al dejar de lado el azúcar y la sal se suele generar
un problema en la bomba de potasio y sodio celular, como consecuencia se
producen oscilaciones entre la presión arterial alta y baja, lo que a la larga
puede derivar en problemas cardiovasculares” (García, Ramírez, Ceballos y
Méndez, 2014, p. 86).
Evaluación
Al ser un concepto
totalmente nuevo, únicamente se han aprobado dos estudios para la evaluación y
diagnóstico de la ortorexia:
- El Cuestionario ORTO-15 (Bratman S., y Cols, 2001), basado en los hábitos alimenticios, especialmente en los que se consideran normalmente saludables y los no saludables. Su resultado muestra el grado de obsesión por la alimentación sana.
Tratamiento
Hasta la fecha, no
existen estudios que comprueben la efectividad del tratamiento de la ortorexia,
aunado a esto, la apariencia de las personas que comen saludablemente dificulta
su diagnóstico. De acuerdo a Ruipérez y Lobo (2008) su tratamiento es también
complicado porque el paciente, a semejanza del que padece anorexia nerviosa, no
se percibe como enfermo y por lo tanto suele rechazar la terapia.
Para este
padecimiento es imprescindible la ayuda interdisciplinaria de dietistas,
nutriólogos, psicólogos y psiquiatras para superar el problema (Duckan, 2014).
De tal forma que aplicando un riguroso seguimiento en la consulta externa
mediante la combinación de medicamentos, la terapia cognitivo-conductual y la
psicoeducación ayudarían a los pacientes ortoréxicos a eliminar las creencias
arraigadas falsas que han tenido sobre los alimentos. En los casos de pérdida
de peso significativa acompañada de desnutrición, la hospitalización del
paciente bajo el cuidado de médicos experimentados en la realimentación sería
lo indicado (Koven y Abry, 2015).
En cuanto a la
psicoterapia, las intervenciones deben ser individualizadas con base a los
síntomas preponderantes que presente el paciente, orientando los objetivos del
tratamiento no sólo a lo que comen los pacientes, sino tomar también en consideración
lo que compran, preparan y sienten respecto a los alimentos que consumen.
La reestructuración
cognitiva aportaría muchos beneficios para el pensamiento dicotómico, la
sobregeneralización, la catastrofización, y otras distorsiones cognitivas presentes
en torno a la comida, el comer, y la salud, así como los rasgos problemáticos
asociados, como el perfeccionismo.
El entrenamiento en
diferentes técnicas de relajación puede ayudar para las diversas
manifestaciones de la ansiedad ante las creencias sobre el estado de la salud.
Además, las estrategias de modificación de conducta pueden ser útiles para
incrementar el repertorio de alimentos, aumentar la socialización durante las
comidas, y la diversificación de actividades de ocio que incluyan aspectos alimentarios.
Aunque la gravedad
del trastorno puede ser diferente en cada paciente, para García, Ramírez,
Ceballos y Méndez (2014) la presencia de características psicopatológicas
comunes con la anorexia nerviosa sugiere la posible utilidad de los Inhibidores
selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS), los Antidepresivos
Tricíclicos (ATC), y por último los Antipsicóticos Atípicos que de acuerdo a
Koveny Abry (2015) disminuirían la naturaleza obsesiva del pensamiento mágico
relacionado con los alimentos, aunque es importante señalar que los sujetos
ortoréxicos debido a su rechazo a los productos no naturales, podrían negarse a
tomar productos farmacéuticos. La utilización de estos medicamentos, así como
la dosis y tiempo del tratamiento dependerá del tipo de paciente, pero en
general estos medicamentos parecen seguros y existe evidencia de efectos
positivos sobre la depresión, la ansiedad y los aspectos centrales de la
psicopatología alimentaria. Trabajar con el entorno inmediato de los pacientes
y fomentar la educación nutricional temprana, son complementos imprescindibles
al tratamiento farmacológico de la ortorexia y para alcanzar la solución
definitiva al problema (García, Ramírez, Ceballos y Méndez, 2014).
Referencias:
Asociación Americana de Psiquiatría.
(2013) Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. Arlington, VA,
Asociación Americana de Psiquiatría.
Duckan, P. (2014). Dietas para
adelgazar según tu metabolismo. London: Kreactiva Editorial. Recuperado de https://books.google.com.mx/books?id=OQtrBQAAQBAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false
García J, A., Ramírez S, I.,
Ceballos R, G. & Méndez B, E. (2014) ¿Qué sabe Ud. Acerca de Ortorexia? Revista
Mexicana de Ciencias Farmacéuticas, 45(2) 84-87. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=57932294010
Genis, A. D., Tovilla, C. A., y
Nicolini, H. (2013). Avances en genómica de los trastornos de la conducta
alimentaria. Revista Colombiana de Psiquiatría, 42(4) 350-355.
Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80629822007
Koven & Abry. (2015). The
clinical basis of orthorexia nervosa: emerging. perspectives. Neuropsychiatric
Disease and Treatment, 11: 385-394. Recuperado de http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4340368/
Ruipérez, David &
Lobo, Lorena. (2008). Mi mente es mi enemigo. Testimonios de personas con
trastornos psíquicos. Madrid: EDAF S. L. Recuperado de http://goo.gl/klIyN8
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