domingo, 5 de abril de 2015

Ortorexia nerviosa


La ortorexia se define como la obsesión patológica por la administración de alimentos considerados sanos. En 1997 Steven Bratman acuñó el término ortorexia del griego orthos, (correcto) y orexis, (apetito) para definir esta patología emergente, a la que describió como un trastorno obsesivo compulsivo que el paciente considera alimentación saludable.  A diferencia de la anorexia nerviosa que implica la obsesión por la cantidad de comida que se ingiere y por el peso corporal, la ortorexia se presenta como una compulsión por consumir únicamente alimentos sin conservadores, pesticidas, grasas, edulcorantes, que aunque podría considerarse una conducta sana, llega a tener consecuencias graves cuando las personas sólo se permiten consumir lo que consideran correcto de acuerdo a sus exagerados patrones de lo que es sano y que sin embargo, los puede llevar a la desnutrición. (Duckan,  2014).


De acuerdo a García, Ramírez, Ceballos y Méndez (2014) estas personas manejan una dieta sumamente estricta, en ocasiones con una falta de nutrientes esenciales, pueden ser vegetarianos, frugívoros (personas que se alimentan de manera parcial o exclusiva de frutas) o crudívoros (sujetos que comen sólo alimentos crudos). La mayoría de ellos no reconocen que están dejando de consumir hasta un 80% de alimentos más saludables y básicos para el organismo, cuya carencia puede provocar pérdida de masa ósea, además, propensión a las infecciones, o lo que es peor, puede derivar en una inanición que conduzca a la muerte (Ruipérez y  Lobo, 2008).


Las consecuencias no solo afectan el organismo del paciente, existen repercusiones de carácter social y psicológico, debido a que la persona de manera repetida se niega a tomar alimentos fuera de casa para evitar que le sirvan lo que considera no adecuado y para evadir ambientes con humo o aire acondicionado. Al perder progresivamente contacto con amigos y con su familia, surgen malestares psicológicos, es así que el carácter del sujeto se vuelve agrio y la obsesión patológica se convierte en el centro de su vida, descuidando las relaciones sociales y el  trabajo. La ortorexia se asocia directamente con la necesidad de control del sujeto, quien en todo momento trata de decidir lo que comerá, y cuando no lo consigue, se genera en él sentimientos de culpa y una gran angustia, de forma semejante a los pacientes que sufren trastorno obsesivo compulsivo. Mientras no reciba atención médica, su malestar avanzará progresivamente al grado de que no le bastará revisar los ingredientes o el proceso industrial de los alimentos, sino que en casa vigilará la forma en que se cocina, los recipientes que se utilizan en la elaboración de los alimentos y su conservación a temperatura adecuada (Ruipérez y Lobo, 2008).
Los criterios diagnósticos del DSM 5 no incluyen a la ortorexia en los TCA, sin embargo, debido a que presenta síntomas de un trastorno alimentario clínicamente significativo, con deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, se ajusta a la categoría del trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos no especificado (Asociación Americana de Psiquiatría 2013).
En la ortorexia como en todos los TCA, resulta difícil determinar su etiología debido a un proceso complicado que combina los siguientes factores:
Tabla 7. Factores que propician la ortorexia
Biológicos
Psicológicos
Sociales
Vulnerabilidad genético-familiar
Características de personalidad
Historias de abuso
Elementos metabólicos, hormonales y sexuales
Aspectos emocionales
Maltrato
Tipos de aprendizaje
Perfeccionismo

Biológicamente, la ortorexia puede surgir ante la alteración de cualquier mecanismo que intervenga en la regulación de la ingesta, por otro lado, la predisposición genética y la presión sociocultural, o las experiencias negativas familiares o individuales, pueden inducir el inicio de dietas extremas. De igual forma se sugiere que las alteraciones psicológicas combinadas con cambios hormonales y neuropeptídicos, pueden propiciar la cronicidad del trastorno. Por lo anterior se concluye que la etiología de la ortorexia, contiene tanto factores fisiopatológicos como psicopatológicos (Genis, Tovilla, y Nicolini, 2013).

Principales síntomas:
·      Utiliza más de tres horas al día analizando las bondades de la comida saludable.
·      Planea minuciosamente lo que comerá al siguiente día.
·      Lee detenidamente y analiza las etiquetas de todos los productos.
·      Le produce felicidad su forma de alimentarse, pero no siente placer con la comida.
·      Sensación de aislamiento por su negativa de acudir a comidas o cenas con amigos, trabajo o familiares.
·      Renuncia a comidas que antes disfrutaba mucho, por considerarlas inadecuadas.
·      Sentimiento de superioridad hacia a las personas que no siguen sus normas alimenticias.
·      Sentido de culpabilidad cuando falla en algún aspecto de su dieta.
·      Presenta baja autoestima y gran miedo al fracaso.
·      Aumento en la calidad de la dieta mientras disminuye la calidad de vida.
·      Sentimiento de control total cuando se come la comida correcta

Epidemiología
Se considera que al menos el 28% de la población de los países occidentales padece ortodoxia y que los más afectados son los jóvenes y las mujeres (OMS, mencionada en Ruipérez y Lobo, 2008). El trastorno presenta tanto factores fisiopatológicos como psicopatológicos. Los pacientes con frecuencia presentan comorbilidad psiquiátrica y morbilidad psicosocial, las que llegan a afectar todos los aspectos de su vida (Genis, Tovilla, y Nicolini, 2013).
Psicológica y socialmente, los problemas de salud que se asocian a la ortorexia son la conducta obsesiva que lleva al individuo a aislarse y a perder contacto con su entorno social. Los ortoréxicos normalmente tienen un alto nivel de dopamina y bajo de serotonina, lo que da como resultado un exceso de euforia y ansiedad. Son personas rígidas, perfeccionistas y estrictas que se exhiben como personas con una gran fuerza de voluntad, mismas que sufren grandes sentimientos de culpa cuando se fallan a sí mismas. Cuando su gravedad es extrema, presentan una distorsión gradual del pensamiento que los hace rechazar enérgicamente la crítica, además de que desarrollan pensamientos psicóticos.
Fisiológicamente, pueden padecer carencia de calcio, hierro u otro tipo de oligo elemento como consecuencia de evitar los alimentos que los contienen, o por el contrario, la ingesta excesiva de suplementos nutricionales debida a su obsesión por la nutrición ortomolecular, no permite que su organismo los absorba. De igual forma, sus prácticas alimenticias los llevan a perder gran porcentaje de grasa y masa muscular, lo que reduce su masa corporal a (IMC <18) semejante a quienes padecen anorexia. También “suelen presentar hipotensión y problemas cardiovasculares dado que, al dejar de lado el azúcar y la sal se suele generar un problema en la bomba de potasio y sodio celular, como consecuencia se producen oscilaciones entre la presión arterial alta y baja, lo que a la larga puede derivar en problemas cardiovasculares” (García, Ramírez, Ceballos y Méndez, 2014, p. 86).

Evaluación
Al ser un concepto totalmente nuevo, únicamente se han aprobado dos estudios para la evaluación y diagnóstico de la ortorexia:
  • El Cuestionario ORTO-15 (Bratman S., y Cols, 2001), basado en los hábitos alimenticios, especialmente en los que se consideran normalmente saludables y los no saludables. Su resultado muestra el grado de obsesión por la alimentación sana.  
  •  El Cuestionario propuesto por Donini LM., y Cols, 2005, que comprende una combinación del ORTO-15 y el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI), cuestionario de personalidad utilizado por excelencia para la identificación del perfil de personalidad y la detección de psicopatologías, “basado en el concepto de que la ortorexia nerviosa es un trastorno que se caracteriza por una combinación de comportamientos fóbicos al comer y rasgos de personalidad obsesiva, la presencia de ambos diagnostican la ortorexia” (García, Ramírez, Ceballos y Méndez, 2014, p. 84). El resultado indicará o un comportamiento de alimentación normal o el diagnóstico de ortorexia a aquellos individuos que alcancen la calificación.


Tratamiento
Hasta la fecha, no existen estudios que comprueben la efectividad del tratamiento de la ortorexia, aunado a esto, la apariencia de las personas que comen saludablemente dificulta su diagnóstico. De acuerdo a Ruipérez y Lobo (2008) su tratamiento es también complicado porque el paciente, a semejanza del que padece anorexia nerviosa, no se percibe como enfermo y por lo tanto suele rechazar la terapia.
Para este padecimiento es imprescindible la ayuda interdisciplinaria de dietistas, nutriólogos, psicólogos y psiquiatras para superar el problema (Duckan, 2014). De tal forma que aplicando un riguroso seguimiento en la consulta externa mediante la combinación de medicamentos, la terapia cognitivo-conductual y la psicoeducación ayudarían a los pacientes ortoréxicos a eliminar las creencias arraigadas falsas que han tenido sobre los alimentos. En los casos de pérdida de peso significativa acompañada de desnutrición, la hospitalización del paciente bajo el cuidado de médicos experimentados en la realimentación sería lo indicado (Koven y Abry, 2015).
En cuanto a la psicoterapia, las intervenciones deben ser individualizadas con base a los síntomas preponderantes que presente el paciente, orientando los objetivos del tratamiento no sólo a lo que comen los pacientes, sino tomar también en consideración lo que compran, preparan y sienten respecto a los alimentos que consumen.
La reestructuración cognitiva aportaría muchos beneficios para el pensamiento dicotómico, la sobregeneralización, la catastrofización, y otras distorsiones cognitivas presentes en torno a la comida, el comer, y la salud, así como los rasgos problemáticos asociados, como el perfeccionismo.
El entrenamiento en diferentes técnicas de relajación puede ayudar para las diversas manifestaciones de la ansiedad ante las creencias sobre el estado de la salud. Además, las estrategias de modificación de conducta pueden ser útiles para incrementar el repertorio de alimentos, aumentar la socialización durante las comidas, y la diversificación de actividades de ocio que incluyan aspectos alimentarios.

Aunque la gravedad del trastorno puede ser diferente en cada paciente, para García, Ramírez, Ceballos y Méndez (2014) la presencia de características psicopatológicas comunes con la anorexia nerviosa sugiere la posible utilidad de los Inhibidores selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS), los Antidepresivos Tricíclicos (ATC), y por último los Antipsicóticos Atípicos que de acuerdo a Koveny Abry (2015) disminuirían la naturaleza obsesiva del pensamiento mágico relacionado con los alimentos, aunque es importante señalar que los sujetos ortoréxicos debido a su rechazo a los productos no naturales, podrían negarse a tomar productos farmacéuticos. La utilización de estos medicamentos, así como la dosis y tiempo del tratamiento dependerá del tipo de paciente, pero en general estos medicamentos parecen seguros y existe evidencia de efectos positivos sobre la depresión, la ansiedad y los aspectos centrales de la psicopatología alimentaria. Trabajar con el entorno inmediato de los pacientes y fomentar la educación nutricional temprana, son complementos imprescindibles al tratamiento farmacológico de la ortorexia y para alcanzar la solución definitiva al problema (García, Ramírez, Ceballos y Méndez, 2014).






Referencias:
Asociación Americana de Psiquiatría. (2013) Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría.
Duckan, P. (2014). Dietas para adelgazar según tu metabolismo. London: Kreactiva Editorial. Recuperado de https://books.google.com.mx/books?id=OQtrBQAAQBAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false
García J, A., Ramírez S, I., Ceballos R, G. & Méndez B, E. (2014) ¿Qué sabe Ud. Acerca de Ortorexia? Revista Mexicana de Ciencias Farmacéuticas, 45(2) 84-87. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=57932294010
Genis, A. D., Tovilla, C. A., y Nicolini, H. (2013). Avances en genómica de los trastornos de la conducta alimentaria. Revista Colombiana de Psiquiatría, 42(4) 350-355. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80629822007
Koven & Abry. (2015). The clinical basis of orthorexia nervosa: emerging. perspectives. Neuropsychiatric Disease and Treatment, 11: 385-394. Recuperado de http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4340368/

Ruipérez,  David &  Lobo, Lorena. (2008). Mi mente es mi enemigo. Testimonios de personas con trastornos psíquicos. Madrid: EDAF S. L. Recuperado de http://goo.gl/klIyN8

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